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lunes, 3 de noviembre de 2008

Didáctica versus creatividad

Este título es hoy en día todavía una antinomia difícil de no discutir.
Los maestros, los directores, inspectores de escuelas pueden llegar a ponerse paranoicos con la idea de que ambas cosas van por separado y no tienen por qué ir juntas.
Los artistas, más sensibles al tema, pueden tal vez comprender a qué me refiero.
La historia de la literatura, su enseñanza, y no hablo sòlo de la literatura para niños, está demasiado ligada a la didáctica. Y por tanto siempre se entendio como saludable, digno y comprensible que la creatividad literaria emane de ella.
Pues déjenme disentir. Déjenme decirles que a mi juicio no sólo comparto y aplaudo la frase del argentino Jorge Luis Borges, cuando dice que la literatura es arte y por tanto no puede enseñarse como una asignatura. Comparto y agrego aquí: menos aún se puede intentar entrelazar la escritura con la didáctica, al menos no la creativa.
Para comparar y mostrar quisiera que se imaginen un pintor, un escultor, un músico, son artistas todos, se los imaginan partiendo de una clase didáctica a su propia esencia, a su obra más visceral, a la profundidas de su alma...No, no se lo imaginan. Un pintor,un músico, un escultor, cae presa de una serie de musas inspiradoras y luego trabaja denodadamente en ellas. Es un minuto de inspiración, lo decía Bodelaire, y luego 90 de sudor.
La escuela no es inspiradora de la creatividad porque la escuela no tiene rol de formar artistas. La escuela es la gran alfabetizadora del siglo XIX y por tanto, es ese su rol fundamental. Pero no liguemos a la escuela con la creatividad porque tendremos lo que tenemos hoy: más niños y jóvenes desmotivados.
En el afán de construir artistas no es la escuela la encargada de hacerlo. Existen mediadores que sí logran en sus talleres disparar la flecha que surque el horizonte e inspire o mejor aún: ENSEÑE A INSPIRAR.
Además es otro graso error pensar que los escritores no deben de cursar talleres. En la historia de todas las artes los artistas tienen talleres que rayan en lo estético, en los loco, en los lúdico, y en esos talleres aprenden a encontrar su inspiración. Sin embargo los talleres de letras, son tan jóvenes que no tienen ni cincuenta años, imaginen cuántos tienen los talleres de niños si aùn hoy no definimos correctamente la literatura para niños.
Existirá una vez...mediadores de lectura que, a mi juicio, deberían de estar en las biblioteca públicas, existirán talleristas que olvidados de la didáctica, focalicen sus talleres en la imaginación y en el juego, en la locura pateada con fuerza desde el alma hasta las letras...pero no se confundan, estos talleristas no tienen métodos didácticos, no tienen que tenerlos porque ellos trabajan con otra parte de nuestros hemisferios cerebrales: trabajan con la creatividad y no con la memoria ni el razonamiento lógico.
Me gustaría hablar sobre esto en mesas redondas: es un desafío. Pero la escuela y los maestros no tienen que sentirse ofendidos. Puede haber maestros creativos, pero su rol no es la enseñanza de la creatividad, porque la creatividad no se enseña, la misma es una herramiento que aparece en cada uno de nosotros y todos la poseemos, el tema es el camino para encontrarla.